23/2/11

ARCHIVOS RAW, TIFF Y JPEG


La tecnología digital permite guardar las imágenes capturadas en distintos tipos de archivo o información digital, estos serían los que conocemos como archivos RAW, TIFF y JPEG. Todos ellos contienen información que, gracias al software adecuado, nuestra computadora convertirá en imágenes, para poder verlas, tratarlas, modificarlas, imprimirlas... Pero estos distintos archivos tienen grandes diferencias entre ellos.

Archivos RAW:
También llamados "negativos digitales", imágenes "en bruto" y "crudo". Como veremos, guardan una cierta similitud con los negativos de la tradicional película fotosensible.

Se trata de un archivo de datos sin comprimir, y lo que es más importante, sin procesar, tal y como ha sido capturado por la cámara, recogiendo la información por separado de los tres canales de color primario (rojo, verde y azul). Siendo el tipo de archivo que contendrá mayor información y con más posibilidades de ser tratada.

No son compatibles universalmente como los archivos TIFF y JPEG. De hecho cada fabricante (Canon, Fuji, Minolta, Nikon, Olympus ...) utiliza un formato RAW  propio, haciendo necesario el empleo del software adecuado (facilitado por cada marca) para convertir las imágenes RAW, de lo contrario no podremos abrir las imágenes o echaremos a perder la información contenida en ellas.

Si nuestro modelo de cámara digital brinda la posibilidad de almacenar las fotos en RAW y queremos obtener la máxima calidad, así como mayores posibilidades de manipulación de la información, éste deberá ser el tipo de archivo a emplear.


Lo archivos RAW tienen 12 bits de datos disponibles por píxel, frente a los 8 bits por canal de los archivos en TIFF o JPEG, incrementando así la posibilidad de extraer detalles en las zonas de sombra, así como una mayor riqueza tonal y separación de los colores (algo que no pueden ofrecer las imágenes recogidas en TIFF o  JPEG ).

Gracias a su flexibilidad, con posterioridad a la toma podremos modificar el equilibrio de blancos, el nivel de definición, modo de color..., de manera que podremos hacer y deshacer a nuestro antojo, permitiéndonos generar tantas fotos "diferentes" como queramos, basándole en los datos en bruto y recalculando la información, como si de un negativo se tratase.

   Canal Rojo

 Canal Verde

   Canal Azul

Archivos TIFF (Tag Image File Format):
Se trata de archivos sin compresión de información. Son la alternativa al RAW, en aquellos modelos que no brinden la posibilidad del uso del formato crudo, sí queremos obtener la mayor calidad de imagen, tanto a nivel de resolución como de profundidad de color y gama tonal.

Es un formato aceptado universalmente para la transferencia de imágenes, siendo compatible con la mayoría de los programas de edición de imagen, pero no brinda las posibilidades de tratamiento posterior que ofrece el modo RAW.

Es el formato ideal para trabajar con programas de retoque de imagen, al poder abrir, realizar modificaciones y cerrar cuantas veces consideremos necesarias, sin degradación o pérdida de información con respecto al original.

Los archivos TIFF soportan la compresión LZW (Lempel Ziw Welch) sin perder calidad, permitiéndonos almacenar las imágenes TIFF en prácticamente la mitad de espacio, si bien la máxima compresión no superará el 50%.

 

Archivos JPEG (Motion Pictures Expert Group):
Es el formato más habitual, presente en casi todas las cámaras digitales, y posiblemente el más empleado por sus usuarios, al permitir almacenar gran número de fotos en un espacio sensiblemente menor que los archivos TIFF y RAW. Se trata, por tanto, de un archivo con compresión de información, para reducir así su tamaño, pero con la consiguiente degradación de la calidad de la imagen.

Por lo general nuestra cámara nos ofrecerá tres posibilidades de calidad de imagen, en función de la compresión, calidad alta (compresión baja), media (compresión media) y baja (compresión alta). Si no queremos ver menoscabada la calidad de nuestras fotos en formato JPEG, deberemos optar por la calidad más alta, es decir, con menor compresión, de lo contrario la imagen sufrirá tal degradación, que aun no siendo apreciable en el monitor de nuestro ordenador, será claramente visible al realizar una copia o impresión en papel.

Es de vital importancia que en el momento de manipular imágenes tomadas en JPEG, con carácter previo a las modificaciones, pasemos éstas a modo TIFF. De no hacerlo así, cada vez que abramos un archivo de imagen JPEG, y hagamos cualquier variación (brillo, contraste, color...) y lo cerremos, estaremos perdiendo valiosa información de la imagen, al ser ésta nuevamente comprimida, y así sucesivamente.


Podemos apreciar la degradación de la imagen fruto de la pérdida de información consecuencia de las sucesivas compresiones en JPEG:

                                       Imagen original
 Pixeles reales

                                      Imagen tras sucesivas compresiones en JPEG
 Pixeles reales


Ricardo Salgado 10-01-2005 fotobasica.com